La agricultura está experimentando una revolución digital gracias al Big Data. En esta nota, exploraremos qué es el Big Data y cómo está transformando la forma en que los productores y agrónomos toman decisiones en el campo, brindando beneficios significativos.
¿Qué es Big Data?
Es un sistema que permite almacenar y analizar enormes cantidades de datos. Según las proyecciones, para 2025, la cantidad de datos generados en el mundo superará los 180 zetabytes. Ante este desafío, la clave radica en desarrollar modelos de interpretación de datos que permitan obtener el máximo valor de esta riqueza de información, incluyendo seguimientos en tiempo real, análisis comparativos y predicciones más precisas.
Los Beneficios del Big Data en el Agro
Cada campaña agrícola genera un robusto conjunto de datos de diversas fuentes, como sensores en el suelo, estaciones meteorológicas, imágenes satelitales y sistemas de monitoreo automatizados. En este momento, el uso del Big Data permite analizarlos de manera estratégica y realizar comparativas con campañas anteriores para identificar patrones clave. Los principales beneficios del Big Data en la agricultura incluyen:
- Comparación de lotes y datos de suelo.
- Selección de cultivos, variedades de semillas, fechas y densidades de siembra.
- Interpretación del clima y condiciones meteorológicas.
- Análisis de plagas, malezas y enfermedades de los cultivos.
La última Encuesta Nacional del Productor Agropecuario Argentino reveló que el 73% de los productores utiliza maquinaria para recolectar datos, y el 70% los utiliza para la toma de decisiones, lo que marca un incremento significativo en comparación con ediciones anteriores.
Plataformas como Experta facilitan la visualización de datos de manera intuitiva, brindando un mayor control sobre la cosecha.
Conclusiones
La digitalización agrícola, con la ayuda del Big Data, ha demostrado un impacto significativo en el aumento del rendimiento y la rentabilidad. Los productores pueden optimizar la aplicación de insumos, y realizar un monitoreo más eficiente de las condiciones del suelo y las plantas. Los beneficios incluyen un mayor rendimiento de los cultivos, una reducción de pérdidas y una optimización de los recursos utilizados.