SALUD DE SUELOS | Revista Aapresid
¿Cómo resolver un problema que puede reducir los rindes hasta en un 50%? ¿La labranza es una solución o un problema a futuro?
Con la cosecha en puerta, es un buen momento para poner a punto los equipos y planificar la logística considerando los efectos del tránsito de la maquinaria en la compactación del suelo y la productividad.
“El tránsito de la maquinaria aumenta la densidad del suelo y puede reducir los rindes hasta en un 50%, dependiendo del tipo de suelo, el nivel de compactación y el clima”, explica Silvia Imhoff, especialista en suelos de la Universidad Nacional del Litoral y experta asociada a la Red de Salud de Suelos (SS) de Aapresid. Este proyecto busca generar y difundir información para prevenir y mitigar el deterioro de los suelos causado por la maquinaria.
La merma progresiva de productividad se debe principalmente a que el pisoteo y el hueleado reducen la infiltración de agua en el suelo y dificultan su captura por parte de las raíces. “Actualmente, la eficiencia de captación de agua en el país ronda el 60%, lo que significa que los cultivos están aprovechando poco más de la mitad del agua que proveen las lluvias”, advierte Cristian Álvarez, especialista del INTA Gral Pico y experto de la Red SS.
“Esto además genera la pérdida de poros y reduce la disponibilidad de oxígeno para las raíces, provocando anoxia, otro factor que afecta la productividad”, agrega Imhoff. A esto se suman problemas como el encharcamiento y la erosión.

Pero hay más: la degradación se incrementa cuando el tránsito excesivo se combina con rotaciones poco “intensificadas” y dominadas por cultivos de baja biomasa. Esta situación reduce la actividad microbiana y la acumulación de carbono (C) en el suelo, factores determinantes para fortalecer su estructura física.
Ensayos de larga duración realizados en zonas semiáridas y subhúmedas muestran que una mayor intensificación de las rotaciones puede mejorar la captación de agua en un 60%.
“En algunos casos, la infiltración pasó de 40-50 mm/h a 90-95 mm/h, y en campos subhúmedos, de 70-80 mm/h a más de 190 mm/h. Esto se logró con cultivos de servicios (CS) y una mejor nutrición, especialmente con fósforo (P)”, precisa Álvarez.
“La degradación se incrementa cuando el tránsito excesivo se combina con rotaciones poco “intensificadas” y dominadas por cultivos de baja biomasa. Esta situación reduce la actividad microbiana y la acumulación de carbono (C) en el suelo”
4 estrategias de ‘COSTO 0’ para reducir el tránsito de maquinaria.
Australia es líder en la implementación del TCA (Tránsito Controlado Agrícola), una técnica para ordenar el tránsito de la maquinaria y, según explica Imhoff, puede mejorar los rindes hasta en un 25% luego de 3 a 4 años, dependiendo del nivel inicial de degradación.
Si bien su uso óptimo requiere inversiones para unificar trochas de equipos o usar orugas, se trata mayormente de una técnica de gestión de procesos, es decir, “un cambio de mentalidad”.
Así lo afirman los especialistas en maquinaria de la Red de SS, Lisandro Repetto (FCA-UNR y miembro de la Asociación Argentina de Tránsito Controlado Agrícola, Aatranca) y Pablo Besson (Aatranca), quienes aseguran que Argentina cuenta con la tecnología necesaria para implementar TCA desde hace años. De hecho, ya hay al menos un proyecto en Chaco donde se aplica a gran escala.
Si bien gestionar equipos en un país donde más del 60% de las labores son realizadas por contratistas es un desafío, los especialistas reconocen que existen prácticas simples y de ‘costo cero’ que pueden ser el primer paso hacia un tránsito controlado:
1️⃣ Aprovechar el piloto automático.
“Asumiendo que un gran porcentaje de las labores se realiza con piloto automático, se podría comenzar usando las mismas ‘líneas madre’ de guiado para todas las operaciones, aunque los anchos de trabajo no coincidan. Si estas líneas se respetan todos los años, se puede reducir el porcentaje de huellas entre un 50 y 60%”.
Para ello, el uso de señales con repetitividad asegura el “no corrimiento” de la línea de por vida. Además, las plataformas digitales con telemetría en tiempo real y los monitores con softwares cada vez más amigables, facilitan la operatividad.
2️⃣ Ordenar la dupla “tractor-autodescargable”.
Otra acción simple es asegurar que el equipo tractor-autodescargable transite únicamente sobre las huellas de la cosechadora, saliendo de ellas solo para descargar el grano.
3️⃣ Controlar los neumáticos.
La presión de inflado no debe superar las 30 lb/pulgada. Como ‘plus’, el uso de neumáticos radiales y/o de alta flotación ayuda a reducir la compactación.
4️⃣ Entrar al lote con humedad óptima.
Con niveles de humedad cercanos al 60%, el riesgo de compactación disminuye considerablemente.
Desde la Red de SS agregan que un buen diagnóstico del estado físico del suelo es clave para saber dónde estamos parados. En esa línea, desarrollaron una cartilla con 6 indicadores sencillos de medir a campo por los mismos productores, incluyendo infiltración, densidad y crecimiento de raíces, entre otros.


Compactación: ¿se resuelve con labranza?
Hugo Martín Ávila Poletti, responsable de Desarrollo de la Chacra Aapresid La Paloma, explica que “En ciertos lotes del NEA, con más de 20-30 años de agricultura, están detectando densificaciones a 10-20 cm, causadas por el tránsito de maquinaria. Esto limita el crecimiento de las raíces y reduce la captación de agua”.
La Chacra, creada para mejorar los sistemas productivos de la zona de manera sustentable, evalúa posibles soluciones para este problema. Una de las grandes dudas que surgen en la discusión es si conviene o no descompactar de forma mecánica.
Para verlo con sus propios ojos, se animaron a evaluar el efecto del uso ocasional de Paratill, y vieron que “En situaciones de compactación severa, la labor inicialmente aumentó la infiltración, pero este efecto, por sí solo, parece disminuir en poco tiempo”, comenta Ávila Poletti.
Las dos mediciones de infiltración realizadas después de pasar el implemento muestran que la velocidad de infiltración cayó un 34% en solo 5 meses (de 195 mm/h a 129 mm/h). Además, la cobertura se redujo en un 55%.
Estos resultados ponen el acento en la necesidad de adoptar estrategias integrales y de largo plazo para recuperar la salud física de los lotes, un trabajo que la Chacra ya viene desarrollando a través del ajuste de los cultivos que integran las rotaciones, la nutrición y el uso de cultivos de servicio.
